miércoles, 21 de enero de 2009

El Ruiseñor y la Rosa

Cruel invierno tomaba preso
Aquellos deseos inundados de dolor.
Tan solo quería ser su amante,
Besarle sus labios llenos de pasión.
Pero ella me pedía algo tan exótico como una rosa roja,
Que por más que tratase en mis cabales buscar,
Nunca la podría hallar.


El ruiseñor escuchó mi plegaria,
Al verme yaciendo en mi propio padecer,
Después de interrogarme varias veces,
Logré explicarle acerca de mi perecer.
El juglar de amores hizo por mí
Hasta lo humanamente impensable,
Cogió una rosa tan roja grabada de su corazón,
Manchada con sangre de amor y dolor.


Entendía poco de aquel sacrificio,
Estaba estancado pensando en mi mal,
Pero mi fiel amigo había las esperanzas revivido,
Tenía de nuevo una razón para seguir y luchar.
Pero el amor, a veces es más sabio y cruel que la vida misma,
Si bien, al principio una rosa deseó
Sin joyas no podía entregarme su amor.


Oh, poeta usurpador de corazones,
Yaciste en las espinas, a causa del amor,
Oh, pobre de mí y de mi pobre corazón,
Que quedó estancado, sin haber mayor razón.
Oh, poeta sublime, déjame morir en tus alas,
Que quiero abrigarme de tu benevolencia,
Oh, pequeña mujer, clavaste en mi pecho tu inocencia,
Para acabar conmigo, mis sueños y mi incandescencia.

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